Os invito a leer (con un poco de retraso desde su publicación) mi primer artículo publicado online en la fantástica revista digital E-dialogos:
http://www.diadrasis.org/dialogos/edialogos_003.html
Este número es muy recomendable y como siempre, aparece todo publicado en inglés, cosa muy útil para quienes no somos nativos en dicha lengua.
Críticas, comentarios, sugerencias serán como siempre bien recibidas 🙂
Leemos aquí que en unos meses la Comunidad Valenciana va a reformar la normativa de los Bienes de Interés Cultural para facilitar su rendimiento económico.
La medida podría parecer en principio positiva. Como colegas arquitectos me comentan, la rehabilitación en patrimonio histórico por el ente público generalmente se realizaba sin tener en cuenta un rendimiento futuro; se protegía y restauraba pero no se plantean actividades, servicios relacionados con el mismo que podrían recuperar en mayor o menor medida la inversión realizada. De hecho, en general en los equipos de trabajo ni se incluyen economistas ni se establece un análisis detallado de sostenibilidad y viabilidad económica (hablando en un nivel público, no privado, pues hay organizaciones que funcionan muy bien en este ámbito, como las que siguen):
Sabemos que hay tres formas de obtener ingresos: por vía pública (subvenciones, becas, ayudas de organismos públicos), por vía privada (sponsors, patrocinadores, mecenas) o por los ingresos que genere la propia institución (tickets, cursos, talleres, tienda, cafetería, merchandising…ect). En este blog se ha defendido siempre la introducción de mecanismos de financiación privados para el patrimonio histórico así como otros medios de gestión colectiva (ver este post). Permitir la celebración de espectáculos o el alquiler para celebración de eventos privados en los Bienes de Interés Cultural, como pretende realizar el Gobierno Valenciano,sería en principio una forma de obtención de ingresos propios que permitirá la subsistencia de estos elementos patrimoniales.
¿Dónde está el problema entonces?
En que en principio esa es la única forma de dinamizar los conjuntos patrimoniales que el gobierno valenciano se ha planteado. En que como dice la noticia, sólo en seis u ocho meses se trabajará en la modificación de la norma, cuando una modificación de tal ámbito necesitaría de la participación de la ciudadanía y de todas las consejerías involucradas (y se dice incluso que el Consell Valencià de Cultura «será consultado», pero no participará directamente en la actualización de la norma). En que se van a revisar los bienes catalogados y aumentar los criterios de catalogación (menor protección, mejor para hacer con el bien lo que se quiera).
En definitiva, esperemos que esta no sea una medida que sólo pretenda generar ingresos, a cualquier precio, incluso anteponiendo la seguridad y protección de estos espacios a las ganancias. Por tanto, cuidado con la gestión económica de los bienes patrimoniales. Su modificación dejando al margen su protección y la colectividad choca con la democratización prevista por la Ley de Patrimonio Histórico Español , que nunca debería dejarse de lado:
El Patrimonio Histórico Español es una riqueza colectiva que contiene las expresiones más dignas de aprecio en la aportación histórica de los españoles a la cultura universal. Su valor lo proporciona la estima que, como elemento de identidad cultural, merece a la sensibilidad de los ciudadanos. Porque los bienes que lo integran se han convertido en patrimoniales debido exclusivamente a la acción social que cumplen, directamente derivada del aprecio con que los mismos ciudadanos los han ido revalorizando.
Culturéate